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Soy uno de los más fuertes de este lugar, me empezaron a utilizar a principios del siglo veinte.
Debo mi nombre a John Deere, herrero norteamericano que en el año 1836 comenzó a construir herramientas y maquinarias agrícolas.
Consumo kerosén y mi velocidad no supera los 5 kilómetros por hora.
Conmigo podían arar con cuatro rejas y al mismo tiempo enganchar la sembradora y la rastra.
También me usaron para el arrastre de las primeras “corta y trilla” y en el arreglo de caminos, entre otros usos.